Enlace Noticia 10.
La crisis económica mundial, iniciada desde el 2008, está teniendo
unas consecuencias severamente negativas en algunos países de
Europa, como por ejemplo, en España. Los desahucios se están
convirtiendo en la norma, provocando que miles de familias se queden
sin un techo donde vivir. El estilo de vida se está viendo
modificado, conduciéndonos a una calidad de vida más precaria y
empobrecida. De hecho, uno de los fenómenos más dramáticos que ha
surgido fervientemente desde la actual crisis, son los suicidios por
desahucios, como única alternativa ante la falta de soluciones.
En este contexto, el gobierno, de corte conservadora, está dejando
de lado su mirada humana y social, y se está centrando en recortar
todo lo que tenga que ver con el sector público, como la sanidad, la
educación o las pensiones. A penas quiere abrir los ojos para darse
cuenta de que hay otras soluciones, menos drásticas, para salir
todos juntos de la crisis. La vivienda, como reivindican plataformas
tales como la PAH, Plataforma de Afectados por la Hipoteca, es un
derecho constitucional de todos los ciudadanos españoles, y como
tal, es invulnerable. En este sentido, el gobierno debería evitar
que haya viviendas vacías cuando miles de personas no tienen a donde
ir. Los alquileres sociales, a un módico precio, pueden ser una
alternativa para no dejar de lado a los más débiles.
El gobierno, y la política en general, han perdido la legitimidad de
la que antes contaban. Los ciudadanos españoles no se sienten
cómodos y desconfían de las medidas que se toman, calificándolas
de egoístas y materialistas. El gobierno por y para el pueblo se
entiende hoy como el gobierno para y por sus intereses, convirtiendo
la política en un instrumento de poder económico y no social.
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